miércoles, 23 de noviembre de 2011

Alabanza de la mujer en el Libro de Buen Amor.

No toda la literatura medieval es misógina. Personajes tan entrañables y humanos como el Arcipreste supieron apreciar las virtudes de las mujeres y la necesidad del amor para ser mejores personas.
Este hilo ideológico lo recogerá el Renacimiento con las teorías neoplatónicas, según las cuales el amor es un sentimiento que nos hace crecer y ser mejores personas.

TEMA.

El tema de este fragmento es la defensa del buen amor apoyándose en autoridades irrefutables: Dios y la naturaleza.
Como sabemos, en el LBA, este concepto es ambiguo: por una parte puede referirse al amor cristiano y por otra al amor humano. En este caso el arcipreste defiende el amor humano el cual, con el tipo de mujer adecuada -lozana y noble-, no ofende a Dios.

AUTOR Y CONTEXTO SOCIO-HISTÓRICO Y LITERARIO, MÉTRICA Y RIMA.
Contáis lo que sepáis sobre el autor y el contexto socio-histórico en el que se compuso la obra. Métrica típica del mester de clerecía, en qué se diferencia de la del de juglaría y por qué.
A esta visión ambigua, compleja y oscura contribuye la propia naturaleza del amor que, en su complejidad, da lugar a situaciones diversas, incluso, contradictorias. No debe de extrañarnos, por lo tanto, que el Libro del buen amor intente reflejar los distintos aspectos del amor, tal y como parece apoyar la casuística amorosa que se describe a través de las aventuras amorosas del protagonista. De ahí que la representación del amor pueda, en un momento concreto, aproximarse a la estética y ética del amor verdadero y, en otro, al “mal amor o loco amor”, y por encima de todos situar el “amor de Dios”. 
El Arcipreste pinta todo un retablo amoroso con sus luces y sus sombras, de ahí que a veces defiende el amor y otras lo condena sin paliativos. 
En cuanto a los tipos de mujer, en el Libro de Buen Amor los diferentes tipos de  se mueven en círculo, conforman una rueda. Por eso se da la permutación permanente de lo alto y lo bajo, la elevación y la caída, el cielo y el infierno. En este juego de contrarios, el derecho y el revés se confunden y de esta fusión surge la visión de la mujer.
Sin embargo, comprende que las limitaciones son humanas y la perfección de los seres terrenos, una ilusión. Por eso, no se desazona ante la cruda realidad, sino que contempla con indulgencia y tolerancia los vicios y defectos femeninos. El Arcipreste tiene una actitud optimista y alegre frente a la vida y es receptivo a las motivaciones favorables. Prefiere destacar los aspectos más positivos que ofrece la mujer. 
Es cierto que el Arcipreste busca y persigue a la mujer ideal. Aquella que tenga todas las virtudes y se asemeje a la Virgen. Inclusive, fundamenta su fe feminista con razones teológicas.  


Muy villano sería y muy torpe payés
si de la mujer noble hablase de través,
pues en mujer lozana, placentera y cortés
reside el bien del mundo y todo placer es.

Si, después de crear al hombre, Dios supiera
que la mujer sería su mal, no se la diera
creada de su carne y como compañera;
si para bien no fuera, tan noble no saliera.

Si no quisiese bien el hombre a la mujer
el Amor no podría tantos presos tener;
por muy santo o muy santa que se suponga ser
nadie sin compañía quiere permanecer.

Hay un refrán que afirma lo que yo os digo ahora:
Un ave, si está sola, ni bien canta ni llora;
el mástil, sin la vela, no puede ir toda hora;
va. la berza, con el agua de la noria, mejora.
[...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario